Si entrenase en China le dirían al Cholo: “Simeone pelo bueno, ¿de dónde te ha crecido esa melena?” Aunque nunca lo haya admitido, el injerto capilar de Cholo Simeone parece evidente, y el entrenador colchonero seguramente pasó por este tratamiento capilar entre finales de 2013 y principios de 2014. Basta con ver las fotos: de rapado con carencias a una melena como el león de la Metro. Una metamorfosis no tan llamativa, quizás, como la de John Travolta o Antonio Conte, pero que igualmente salta a la vista.
Una de las melenas más brillantes del fútbol
Desde que asumió el liderazgo del Atlético de Madrid, Diego Pablo el «Cholo» Simeone no ha dejado de asombrar al mundo del deporte rey. Metiéndose con y entre las dos Españas, el argentino ha alcanzado cinco títulos y una final de Champions League (perdida por los pelos), con un presupuesto inferior al del Real Madrid y el Barça. Todo un logro futbolístico.
Simeone también ha logrado otra hazaña no menos digna de mención: ha probado todos los peinados habidos y por haber, y ha recuperado la densidad de su cabello después de haber perdido muchísima mata. Como no se ha pronunciado sobre el milagro, se abren las posibilidades a la especulación: ¿Será el injerto capilar del Cholo Simeone su preciado secreto?
Cholo Simeone calvo
Desde que empezó a acaparar las cámaras como jugador, el Cholo se caracterizó por su densa cabellera de pelo duro como el esparto, rizado y moreno. Pero la calvicie no perdona a nadie: ni siquiera a los mejores dotados. Pasados los 40, como a muchos hombres, su pelo le traicionó.
El Cholo trató de disimular la alopecia dejándose el flequillo largo y peinándoselo hacia atrás (un look militar que le va al pego). Pero con tantas cámaras televisivas grabando los gritos que lanza desde el banquillo, ocultar su caída era casi misión imposible. Mientras su equipo avanzaba en las grandes competiciones europeas, el cabello de Simeone retrocedía. ¿Solución? Un trasplante capilar.
Breve historia del injerto capilar del Cholo Simeone
Hacia el 2013, los aficionados que veían al Cholo desde su ángulo débil (las gradas), comentaron que el entrenador del Atleti había terminado por perder casi toda la densidad en la coronilla, pareciéndose a un monje con tonsura.
Había llegado el momento de evitar la dolorosa realidad de un Cholo Simeone calvo. El ex futbolista argentino se sumó a la lista de personalidades del fútbol con injertos, junto a Beckham, Casillas, Wayne Rooney o David Silva. Nada más natural o comprensible. El estrés, la presión mediática y la altísima competitividad de los clubes hacen que no exista alternativa: o tienes confianza en ti mismo, o eres hombre muerto.
Según los expertos de MCAN Health, se podría haber usado la técnica DHI, ya que la línea frontal no presentaba un gran retroceso y el técnico quería básicamente recuperar la densidad capilar. Con este método de injerto de cabello se pueden llegar a implantar hasta 2.500 folículos en una sola sesión y su mayor ventaja es que no requiere el afeitado total de la cabeza, solamente de la parte donante.
Otra opción que su especialista pudo haber elegido es el método FUE, con el que se pueden llegar a implantar hasta el doble de folículos en una sola sesión y permite lograr excelentes resultados. Pero nunca vimos al técnico con la cabeza afeitada como Wayne Rooney, así que hasta que él mismo diga lo contrario, nos decantamos por el primer tratamiento.
El pelo de Cholo Simeone: antes y después del injerto capilar
A la hora de la verdad, la más mínima duda puede resultar en la victoria o el fracaso del equipo. No se te pueden ver las ideas. Por eso el injerto capilar de Cholo Simeone se realizó con la máxima profesionalidad, en un momento en que su calvicie aún estaba lejos de ser completa. Así, no sólo evitó que se notase la cirugía, sino que permitió los mejores resultados durante la intervención.
Trasplante capilar en Turquía con MCAN Health
Un injerto de pelo sigue siendo la mejor manera de combatir la alopecia androgénica. Las vitaminas, los hábitos de vida saludables, la reducción del estrés y otros métodos similares han demostrado ser sanos pero ineficaces contra los fatalismos de la genética y el envejecimiento.